lunes, 30 de mayo de 2011

Besitos

Pocas cosas más íntimas que un beso con el ser amado.
La proximidad de los labios permite el contacto también de los alientos, para los antiguos el hálito era la manifestación del alma.
Preludio a veces del acto sexual, está tan relacionado con éste que muchos se crean expectativas sobre el plato principal a partir de la entrada.
También los besos filiales, fraternos y amistosos conllevan cariño.
Pero nuestro imperfecto lenguaje siempre usa la misma palabra, "beso".
Los romanos distinguían tres clases de besos, oscula, basia y suavia, homologables respectivamente a amistad, amor y pasión. Suavia tenía un carácter más libidinoso, más sexual mientras que los dos primeros sólo implicaban el contacto más o menos fuerte entre los labios.
El sistema judicial romano también procesaba y sancionaba la abierta demostración de crimen osculationis, realizar besos indeseados, pero sólo entre los ciudadanos de la misma posición social. Clasistas ellos, un paterfamilias patricio podía introducir su lengua en público a cualquier plebeya o plebeyo.
El beso que culmina la ceremonia de casamiento viene también de la antigua Roma.
Pero con la tradición judeo cristiana comenzó la mala prensa de los besos, Joab besó a Amasa mientras lo acuchillaba en las costillas en el Antiguo Testamento y en Gethsemaní, Judas identifica a Jesús con un beso.

Menos mal que se conservó el Cantar de los Cantares donde se lee "Miel virgen destilan tus labios, leche y miel bañan tu lengua".

Hace muchos años, cuando era músico callejero en un país anglosajón; usaba una remera con una leyenda a la que apoyo firmemente. Decía "Support the arts, kiss a musician" (Apoye a las artes, bese a un músico).

Sin embargo, nadie me besó por la calle. Inocente en la antigua Roma, pero infeliz hoy.

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